Cuando queremos a alguien nos ocurre algo a nivel mental, depositamos energía (libido) en esa persona y lo que hemos compartido juntos, es como si construyéramos enlaces o hilos invisibles de energía que nos conectan con esa persona, con planes que hemos hecho, deseos futuros, canciones, vivencias, recuerdos etc. Imaginad como si fueran lacitos de energía que nos unen a esa persona, a la casa en la que hemos vivido, las vacaciones en Ecuador, aquel refresco que tomamos en ese bar, esa película en blanco y negro de la primera cita, todo lo que os podáis imaginar..

Cuando esa persona ya no está, puede ser porque haya fallecido o porque no esté en nuestra vida (esto ocurre también en las rupturas amorosas) esos enlaces que hemos hecho siguen estando, aunque ya no esté la persona. (Diríamos que se ha perdido el objeto amado, la persona). Entonces el proceso de duelo nos implicaría retirar esa energía, deshacer esos lazos que nos unían a la persona y nuestros recuerdos para poder colocarlos en un nuevo lugar. 

Esta es la razón por la cual a menudo en rupturas amorosas podemos ver como alguien empieza a salir inmediatamente con otra persona, hace un cambio total de persona (objeto) en vez de ir recogiendo la energía y colocándola en nuevos y distintos lugares, cambia a la persona (pero spoiler, no es la misma persona).

Este proceso nos cuesta mucha energía y tiempo, el deshacer todos los hilos y volver buscarles un lugar, de ahí que haya dolor en los duelos, cansancio, inhibición no tener hambre etc. Es un proceso costoso, de ahí todo lo que nos ocurre y sentimos al perder a alguien. 

📖 Viñeta y texto inspirados en el Texto de Duelo y Melancolía XIV, Freud. 

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